Si yo no lo certifico eso no existe

Durante el cierre de 2019 y en estos primeros días de 2020 hemos oído y leído muchas opiniones según las cuales, el Gobierno no hizo nada en esos 12 meses, salvo sobrevivir. Los más osados dijeron que fue el año número 20 sin hacer nada.

Es la visión de “si yo no lo certifico, eso no existe», que ha sido una de las características de la oposición de derecha durante todo lo que va de siglo y una de las explicaciones de sus derrotas.

Tal vez el caso más grueso de negación de una realidad concreta sea el de la construcción de viviendas. El oposicionismo desestima los resultados de la Gran Misión Vivienda Venezuela a pesar de ser una de las políticas habitacionales más importantes de la historia mundial.

Los dirigentes pasaron de una etapa en la que aseguraban que era una mera campaña propagandística (Misión Maqueta, dijo uno de ellos) a otra en la que procuraron descalificar los criterios de otorgamiento. Más adelante intentaron, desde la Asamblea Nacional, distorsionar las bases de la misión, propiciando la mercantilización de los inmuebles. Querían soliviantar a los beneficiarios para que se les otorgase la propiedad de la vivienda bajo las normas capitalistas, con el fin último de que terminaran en manos de la banca y las empresas inmobiliarias.

Luego de que esos intentos resultaran fallidos, y en vista de que el Gobierno, pese a todos los pesares, siguió construyendo casas para el pueblo, a los líderes y militantes opositores no les ha quedado otra opción que actuar como si en realidad esas viviendas no existiesen.

Ninguno asume responsablemente el debate al respecto. Ninguno se pasea por el escenario que tendríamos hoy, en medio de la crisis generada por la guerra económica, las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo imperial, si esos tres millones de familias estuviesen a la buena de Dios, engrosando barrios de alto riesgo o habitando en las calles. Si lo hicieran, tal vez -en un momento de clarividencia- algunos revisarían su tesis de la nada como obra de Gobierno. Tal vez.

Clodovaldo Hernández / clodoher@gmail.com

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