Una fuga es el deseo de seguir en la lucha

Rafael Uzcátegui cuenta detalles de cómo ocurrió el suceso

Este 18 de enero se cumplen 45 años de la llamada segunda fuga del Cuartel San Carlos, que llevó a la calle a 21 guerrilleros y a dos guerrilleras, que se encontraban detenidos en esta edificación militar, situada de Dos Pilitas a Cuartel, en la parroquia Altagracia de Caracas.

En esa época la institución era un depósito de presos políticos y de militares que hubiesen cometido algún delito, desde haber desertado hasta por robarse una simple gallina.

“Este hecho fue una decisión de lucha. No se trató de gente que se fugó para irse del país, sino para continuar dando la batalla”, explica Rafael Uzcátegui, secretario general del Partido Patria Para Todos (PPT), uno de los escapados.

La operación, denominada Jesús Márquez Finol y dirigida por Tito González Heredia, fue la segunda fuga de combatientes revolucionarios ocurrida en el San Carlos, anteriormente hubo otra de militares que también estaban presos.

En la primera, acontecida el 5 de febrero de 1967, huyeron de la fortificación los dirigentes Guillermo García Ponce, Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, para posteriormente tomar la decisión política de retirarse de la lucha armada.

Uzcátegui señala que “en la de 1975, la evasión fue acompañada de un gran espíritu militante, ya que las autoridades fueron sorprendidas al haberse construido un túnel, de 80 centímetros de diámetro por 44,70 metros de largo, de adentro hacia afuera y no a la inversa. Esta creatividad ayudó en la fuga.

Otra situación, no fácil de descubrir, fue el haber iniciado el túnel en la pared y no en el piso. Cuando alguien pregunte por qué en ese sitio, hay que darle explicaciones. Sucede que las paredes del San Carlos tienen un grosor de más de un metro, inclusive algunas tienen hasta dos, además fueron edificadas con fundaciones de piedra.

Hacer la abertura fue más titánica y peligrosa que construir, colocar y camuflajear la puerta. En estos aspectos radicó la originalidad”, aclara Uzcátegui.

«Un recuerdo a mi compañeros y compañeras
que siguen actuando como revolucionarios»

Orientación maestra

Un aspecto que también ayudó a alcanzar, con maestría, la dirección del túnel, fue la alineación hacia una casa, en la que residía el músico y actor Víctor Cuica, quien estaba inocente de lo que iba a suceder. Igualmente los realizadores de la evasión nunca llegaron a perforar un tubo matriz de aguas blancas como ocurrió en un intento de fuga, ocurrido en la antigua Cárcel Modelo de Caracas, hecho en el que igualmente participó Rafael Uzcátegui.

Consultado acerca de cuáles fueron las organizaciones insurgentes responsables de la segunda fuga de revolucionarios del San Carlos el secretario general del PPT respondió: “Fueron dos; el Partido de la Revolución de Venezuela-Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (PRVFALN) y Bandera Roja (BR). Solo uno de los escapados no pertenecía a estas; Luis Oswaldo Solórzano, quien era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Bandera Roja tuvo un papel fundamentalísimo, porque el túnel se abrió en un sector del San Carlos controlado por ellos. Otro aporte importante fueron los conocimientos de construcción suministrados por Héctor Vivas, sobrino del famoso arquitecto Fruto Vivas”.

El grupo de Uzcátegui del PRV-FALN colaboró tanto con la parte logística adentro del Cuartel como desde fuera de este, con gente que conocía a los presos y a la institución militar; entre ellos el hoy constituyente Alfredo Bustillos y Carlos Lanz, quien participó en la toma de la casa en la que se abrió el boquete de salida del túnel.

Para ocultar a los 23 evadidos, BR montó un campamento en Los Valles del Tuy, mientras que el PRV-FALN escondió a su gente en Caracas.

Tergiversación mediática

La fuga originó fuertes persecuciones por parte de las policías militar y política. El Gobierno necesitaba tranquilizar a la opinión pública deteniendo a revolucionarios de envergadura, estuviesen o no involucrados. En ese sentido, fue allanada la casa de uno de los guerrilleros más famosos, Douglas Bravo, quien logró evadir la acción policial; no obstante fue aprehendida su esposa, Argelia Melet, quien fue llevada al San Carlos.

Otro de los que fueron hecho presos fue Diego Salazar, quien aprovechó la reclusión para redactar el libro Después del túnel, que describe, a través de entrevistas y relatos, pormenores de la fuga. Entre las narraciones del texto figura la de Ramón Morales Rossi, quien luego de haber participado en el escape, fue recapturado y trasladado de nuevo al San Carlos, luego fue llevado a la Cárcel de La Pica de la que también se evadió, quedando registrado en la historia como protagonista de dos de las más espectaculares fugas de prisiones acontecidas en Venezuela.

-El libro de Diego Salazar dice que 150 toneladas de tierra, provenientes de la excavación del túnel, fueron escondidas en el techo del sector, en el que se abrió en la pared el boquete de entrada. ¿De dónde salieron tantas bolsas para guardarlas?

-Esto fue un trabajo ingenioso, de parte del equipo que yo dirigía del PRV-FALN. Escondimos no solo la tierra dentro de las bolsas, sino cinceles, cemento, pata e’ cabras, tubos -para la respiración dentro del túnel-, pinturas, taladros, cables y otras herramientas. Igualmente inventamos huelgas de hambre. Al no haber visitas pudimos trabajar más cómodamente.

-¿Estaban preparados para afrontar las delaciones?

-Sí. El túnel también fue orientado para que se dirigiera hacia otro sector de salida, en caso de que hubiese ocurrido alguna. Los presos logramos mantener todo el tiempo en secreto su construcción.

-¿Por qué estaba detenido?

-Yo era miembro de la dirección del PRV-FALN, así como parte de su equipó de seguridad. Durante un traslado clandestino, que estábamos haciendo de Douglas Bravo, fuimos avistados por la policía y, para evitar que este dirigente fuese capturado, me tocó disparar y activar granadas, por lo que fui detenido, torturado y llevado al San Carlos.

-Ya que nombró a Douglas Bravo, a este guerrillero el Gobierno de aquella época lo acusaba -mediáticamente- de cuanto hecho subversivo ocurría en Venezuela, así no hubiese participado en el. ¿Con usted sucedió lo mismo?

-Al año de la segunda fuga del San Carlos me sacaron a Europa, primero a Francia, donde hice tareas políticas del PRV-FALN, y después a China, país en el que viví su Revolución Cultural. Estando en esos lugares, en Venezuela me acusaron de ser responsable de hechos subversivos acontecidos en Coro y otros sitios. Cuando uno estaba “desaparecido” la policía política inventaba noticias y publicaba fotos de uno, a ver si podía descubrir algún movimiento. Igualmente lo hacían para justificar cualquier atropello a los derechos humanos que pudieran cometer.

-¿En la actualidad se fugaría de nuevo?

La vocación de un revolucionario es estar en la lucha. Una fuga es el deseo de seguir en batalla.

-Un mensaje que no haya dado en otra entrevista.

-Un recuerdo a mis compañeros, algunos muertos como los casos de las dos únicas mujeres que se fugaron -Mary Luz Rojas y Emperatriz Guzmán- y otros que han seguido actuando como revolucionarios. Finalmente sugiero una mayor difusión del documental El arte de la fuga de Edmundo Aray, que es un excelente testimonial acerca de lo ocurrido en el Cuartel San Carlos.

Sergio Chapman Salcedo / Caracas
Fotos: Rosa Ángela Latorraca / Cortesía Guerrilla 4F

Antigua fortaleza militar construida durante la Colonia

Protagonistas

Carlos Betancourt “Comandante Gerónimo”. Gabriel Puerta Aponte. Francisco Prada. Pablo Hernández Parra. Cróquer Chang. illiam Álvarez. Carlos Leonardo Araya. Ramón Morales Rossi. Marcos Julio Cróquer. Jesús Marrero. Rafael Uzcátegui. Leonardo Serrano. Marcos Ludeña. Vicente Contreras. Alí del Carmen Torres. Alejandro Roja. Emperatriz Guzmán. Mary Luz Rojas. Asdrúbal Guzmán. Leobaldo Solórzano. Héctor Vivas. Quintín Moya y Efraín etancourt.

Tras la fuga fueron rodeadas las embajadas a fin de boicotear cualquier solicitud de asilo, sin embargo ninguno hizo esa petición. Unos se fueron a las montañas y otros a la guerrilla urbana.

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