Gulan Rubani en la memoria de Tarek William Saab

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Literatura / Crítica

Enrique H. Tineo C.

Kike Wallace

Viajar a tus recuerdos es buscar pelea (Tote King, Bunker) esta frase jamás se le hubiese ocurrido a un boxeador, tampoco a un carpintero o a un mecánico. Hay que estar muy atormentado, porque con la genialidad no basta para construir semejante sentencia. Estamos de acuerdo por unanimidad que recordar es viajar. Pero que sea una pelea ya no es una cuestión de elección o preferencia, es la realidad.

La memoria es una pelea a muerte no de exhibición, viajar a los recuerdo no es cosa de boxeadores. La mnemotécnica es una pelea eterna, sanguinaria, que acaba solo con la muerte. Recordar no es vivir es recetarse un veneno a cuenta gotas que necesitas para sobrevivir. Paradoja.

Pero si viajar a tus recuerdos es pelear ¿Cómo será viajar a los recuerdos de otro? Es como asaltar un banco con una engrapadora. Las memorias de Gulan Rubani del poeta Tarek William Saab son sueños desapercibidos e inconexos en la miseria. Rubani no es un personaje, es una persona real, que sirve de recurso literario para abordar las fantasías de la memoria colectiva occidental.

Lectura del poeta

El inicio del poema empieza con la descripción de un paisaje inseguro y sombrío, que nos indica que allí va a suceder algo o que puede suceder. En este caso una conversación. Al contrario de la tradición griega donde se utilizaba el coro y la invocación de las musas para evocar algún recuerdo o justificarlo, el poeta Tarek William Saab en este caso usa la descripción de un lugar, un sitio especifico, como invocación para recordar una conversación de la cual no sabemos sus detalles, ni explica como sucedió.

El uso de la palabra “velada” en el inicio del poema, no es el resultado del azar o capricho del autor, da la impresión de que hubiese sido sacada de un baúl en un desierto árido donde una vez hubo un mar, justificando su uso en estos tiempos actuales como arma contra el ruido y la rapidez de las multitudes hedonistas que por decreto moderno han sustituido la conversación por el narcicismo y la velada por las relaciones públicas. La velada es su haz luminoso, cortante, sin presentirlo como un rayo irrumpe como los mendigos, los obreros, los homeless en la sociedad de los tiempos modernos.

Pese a este desarrollo incompleto de la representación de una velada, idea que de haber sido desarrollada podría haber reforzado la idea de incertidumbre y generar una tensión en la narrativa poética, deja entrever la intensión del autor que aun en estos tiempos de accidentes, virus y corredores de bolsa, la conversación sigue siendo el misterio humano que introduce a los misterios humanos, y que hay que reivindicar. Palabra y comunidad.

En una velada traición a la desdicha transitamos hacia Gulan Rubani y su túnica deshecha a sus veinte años de edad casado y con hijos, el protagonista, el personaje principal y conductor en este viaje a la memoria. Hablar del paquistaní Gulan Rubani es hablar de la memoria colectiva, de la injusticia de la que es víctima los mortales comunes. Para entender bien a este personaje basado en la vida real es preciso hacer un repaso breve por su contexto histórico.

En el juego geopolítico de las potencias mundiales Paquistán guarda una posición geográfica codiciada en el continente asiático. La irrupción de la política de dominación en ese país a partir del siglo 19 ha sometido a sus habitantes a la inestabilidad política y un espiral de violencia latente a la mirada cínica del mundo.

Lo característico de este poema es que las memorias de Gulan Rubani, no son las memorias de él sino el sueño del poeta, la ficción lejana de los carecidos, los miserables, ese pueblo tácito en la guerra y la paz de capaz de asaltar un banco con una engrapadora si las circunstancias lo obligan.

La placidez del Rin; la magia irreal del Amazonas; la espuma blanca y las aguas verdes; bañada de algas y líquenes que pueblan el mar; el malecón de la Habana; los bosques de Sherwood; las resplandecientes arenas del Sahara; el Big Ben; Las Termas de Caracala; fungen como rutas de escape en la recreación lírica de Tarek para transformar la triste realidad del personaje. El autor rememora en el lector los viajes fantásticos de la sociedad occidental a fin de generar una reacción de lastima, que simultáneamente sirve como elemento identificativo entre el personaje y el lector.

El silencio entre cada verso marca el ritmo de la escritura, acentuando la ausencia y el dolor entre cada verso. De la esperanza a la ausencia.

Ajeno al lúgubre sol de los campamentos en jalalabad, zona de los insomnios, Templo de los confinados donde sobrevive el temblor. La familia de Gulan Rubani, murió en el temblor de Cachemira en 2005. Como canta el poeta Tarek New Orleans no conoció el ocaso de sus pasos. Tampoco sus oraciones llegaron a los templos de Palestina.

¿Sabía Gulan que le faltaba mucho por sufrir? No, pues él enloqueció en las montañas de Nilom Belli.

El poeta Tarek William Saab sabe que los tiempos han cambiado y que los grandes paseos ya no empiezan en un bosque oscuro con Virgilio de guía como le sucedió a Dante Alghieri a los 30 años de edad.

No hace falta ir al infierno con solo conocer un campamento de refugiados en el Paquistán es suficiente.

I

Hay estaciones

densas

expansivas en su haz luminoso cortante

sin presentirlo

como un rayo

en una velada

traición

a la desdicha

Gulan Rubani

de veinte años de edad

jamás conoció

la placidez

del Rin tampoco la magia

irreal

del Amazonas

III

Gulan Rubani

y su túnica deshecha

casado y con hijos no lavó su rostro

en las termas de Caracala

a sus veinte años de edad

la muralla de Troya detuvo el encuentro en su mundo irreal

con Atenea

y Helena

y Casandra

Caracas, diciembre 2021

#Todasadentro #Literatura #Crítica

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