Presidente de Ecuador se bajó los pantalones ante la Chevron

La oposición se desgastó al apoyar sanciones de EEUU contra el pueblo

Fidel Narváez, excónsul de Ecuador en Londres, derrotó la maquinaria mediática europea en defensa de Hugo Chávez y Rafael Correa, pero su fuerte no es la diplomacia.

“La diplomacia impone una camisa de fuerza a la hora de opinar. Deben cuidar cada palabra y cada comentario, ya sea para no causar controversias frente a otros países, o para no causar Inconvenientes frente a sus propios gobiernos. Me siento mucho más cómodo sin esa limitación. Afortunadamente, yo no soy un diplomático de carrera, más allá de que mi formación académica tiene que ver con las relaciones internacionales. Mi recorrido es más bien con la defensa de los derechos humanos qué es con lo que me identifico más y con lo que me siento mucho más cómodo”, afirma.

Snowden, un imperativo ético

El activista que obligó a la BBC de Londres, -tal vez la más poderosa de Europa- a reconocer que le mintió a la opinión pública mundial, debería ruborizar a Human Rights, el descalificado servidor mediático del Gobierno norteamericano.

“Ayudar a Edward Snowden fue un imperativo ético. Él lo arriesgó todo por hacer lo correcto y prestar un servicio a la humanidad. De hecho, perdió su libertad y muy posiblemente no vuelva a recuperarla jamás. Si tú no puedes regresar nunca a tu patria, no eres libre. Si no puedes salir de un país que tú no escogiste como tu destino, no eres libre. Yo arriesgaba perder apenas un trabajo, que por más preciado que fuera – y para mí ser Cónsul de mi país era lo más preciado que tenía entonces- ¿qué es un trabajo, o una posición política, frente a tu libertad? Nada, por supuesto”, dice Narváez.

-¿Insiste en que prefiere la lucha por los derechos humanos en vez de la diplomacia?

-Los diplomáticos guardan muchas formalidades y cautela para no interferir en los asuntos políticos de otros países, mientras que los activistas de Derechos Humanos son todo lo contrario: su misión es escrutar al poder, sea éste un gobierno, o una corporación como la BBC, y mientras más público sea ese escrutinio, mejor. Cuando mi reclamo a la BBC, yo no era un diplomático. Es más, recuerdo que mi embajada en ese entonces no quiso apoyar mi reclamo”, agrega.

Assange y Snowden: libertad de información

-¿Qué diferencias encuentra entre Snowden y Assange?

-Sería incorrecto relacionar a Assange y al propio Snowden con el concepto de “espionaje internacional”. En el caso de Assange, estamos hablando de un periodista. Quizás un periodista poco convencional, pero su actividad es puramente informativa. Es un mito aquello de Assange “el mejor hacker del mundo”.

Julián fue un hacker cuando adolescente, o sea hace más de veinte años. Ninguna de las publicaciones de Wikileaks son producto del hackeo o robo de información. Al igual que cualquier otro medio de información, Wikileaks recibe información de fuentes a las que debe proteger. Información que muchas veces ha sido publicada por grandes medios, pero a ellos nadie les acusa de espionaje. Cuando el gobierno de Lenin Moreno acusó a Julián Assange de haber montado un “centro de espionaje” en la embajada, está diciendo un disparate, para justificar lo injustificable, que es entregar a un asilado político a sus perseguidores, lo cual en sí es un crimen.

-¿Y en el caso de Snowden?

-En el caso de Snowden, ciertamente trabajó para la NSA en su país, pero su mérito está en haber denunciado los programas de vigilancia y espionaje masivos de esa empresa. A Snowden debemos admirarlo no por lo que hacía antes de sus denuncias, sino por su valiente actitud en denunciar el espionaje. Tanto Assange como Snowden han denunciado el espionaje desde gobiernos y corporaciones en contra de todos nosotros y al hacerlo han ayudado a que estemos mejor informados sobre el proceder de los poderosos, lo cual es nuestro derecho, sin duda.

-¿Cómo quedaron sus relaciones con Rafael Correa después de haberlo sancionado por otorgarle a Snowden el salvoconducto?

-Yo solo he hablado con el ex Presidente Correa en dos ocasiones. La primera, en el año 2009, cuando visitó Londres y me propuso ser su Cónsul en esa ciudad, y la segunda en el año 2013 cuando me llamó a “regañarme” por el documento que yo emití para Snowden. Desde entonces, nunca he tenido contacto con él. Sigo con mucha atención su accionar político y me solidarizo con él porque es víctima de una feroz persecución. Como si la traición política de la que fuera víctima no fuese suficiente, él y los principales dirigentes de su gobierno sufren persecución judicial, que es lo más bajo a lo que se puede llegar. En cada oportunidad que tengo yo trato de denunciarlo.

Julian Assange Edward Snowden

Una interesante manera de matar

-Su denuncia de que Trump “quiere la cabeza de Assange”, ¿significa para usted una sentencia de muerte?

-Los Estados Unidos siempre han querido la cabeza de Julián Assange, desde que, como nadie lo ha hecho, los humillará con las publicaciones de Wikileaks. Varios destacados políticos y comentaristas estadounidenses se han pronunciado por el asesinato de Julián Assange. La propia Hillary Clinton, entre broma y broma, ha preguntado si no sería posible enviar un dron para acabar con Julián. Si tomamos en cuenta que hace poco los Estados Unidos asesinó con un drón a un líder militar iraní a vista y paciencia del mundo entero, entonces debe tomarse en serio cualquier amenaza, por más broma que parezca. En todo caso, al decir que los Estados Unidos quieren la cabeza de Julián Assange, me refiero a que lo quieren anulado. Si logran extraditarlo, lo más seguro es que lo meterán en una cárcel de máxima seguridad por el resto de su vida. Por el crimen de publicar la verdad. Eso equivale a decir que tienen su cabeza.

Chevron doblegó a Moreno

-El presidente Lenín Moreno cambió radicalmente la posición de su Gobierno hacia Venezuela. ¿Cómo han reaccionado los ecuatorianos al respecto?

-El Presidente Moreno cambió en 180 grados la política de soberanía que tuvo el país con Rafael Correa. La agenda de política internacional está dictada claramente desde Washington. La vergonzosa entrega de Julián Assange, el asilado político más importante del mundo, es parte fundamental de eso. En lugar de fortalecer la integración latinoamericana escogió la desintegración, siendo el Ecuador sede de la Unasur. El presidente Moreno se bajó los pantalones frente a la Chevron Texaco, causante de uno de los mayores desastres medioambientales del mundo, a la cual nosotros nos habíamos enfrentado firmemente. Y con Venezuela, sigue también la música de Washington al reconocer a un pseudo presidente autoproclamado que nadie eligió y al apoyar las criminales sanciones económicas que tienen al pueblo venezolano asfixiándose. Para colmo, Moreno no ha escatimado en sembrar la xenofobia en contra de nuestros hermanos venezolanos que han emigrado a nuestro país como resultado de la guerra económica. La aprobación de Lenin Moreno es bajísima a estas alturas y eso te da una idea de lo que los ecuatorianos pensamos de su gobierno.

-¿Cómo ve las elecciones parlamentarias en Venezuela?

-Espero que se puedan dar en consenso con todas las fuerzas políticas de buena fe al interior de Venezuela y que puedan contar con la observación internacional imparcial e independiente. Eso sería tan o más importante que el resultado mismo, puesto que se tiene que elegir a un parlamento que goce de toda la legitimidad posible. Que sea el que los venezolanos escojan soberanamente y que de una vez por todas Venezuela pueda retomar el camino de la prosperidad y de la construcción de un país más justo. No me sorprendería que el gobierno bolivariano triunfe en estas elecciones parlamentarias. Creo que la oposición se ha desgastado y desprestigiado demasiado, al apoyar las sanciones en contra de su propio pueblo y al haber apostado por salidas no democráticas.

-¿Qué es el Movimiento de Ecuatorianos en el Reino Unido, MERU?

Es una organización comunitaria que se formó a la luz de la aparición de la Revolución Ciudadana en Ecuador y del movimiento de los migrantes ecuatorianos alentados por la nueva constitución que reivindicaba muchos de sus derechos e incentivaba su participación política en un país que sufrió un verdadero éxodo migratorio en el cambio de siglo. Cuando yo emigré al Reino Unido en 2007 el movimiento ya estaba formado y tuve el gusto de sumarme a él. Posteriormente, cuando fui Cónsul ya no podía participar como un miembro más, pero hicimos muchas cosas juntos desde el Consulado. En los últimos años me he desconectado porque no vivo en Londres, pero el grupo sigue muy activo en la comunidad ecuatoriana y latinoamericana, con actividades culturales y de defensa de derechos laborales. Es difícil cuantificar cuantos son, pero es de los grupos más representativos.

Raúl Pineda / Caracas

Fotos: Archivos Todasadentro

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