Este lunes 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, fecha en la que se conmemora la memoria de las 129 trabajadoras que fallecieron en el incendio ocurrido en 1908 en la fábrica Cotton Textile Factory, ubicada en Nueva York, Estados Unidos, luego de ser encerradas por los dueños del lugar para forzarlas a trabajar e impedir su participación en la huelga que, previamente, había sido convocada por un grupo de costureras que demandaban mejores salarios, reducción de horas en la jornada laboral y en rechazo al trabajo infantil.
Para la escritora y promotora cultural Ana María Oviedo, aunque en nuestro país se han logrado avances en materia de igualdad, aún falta mucho por hacer para lograr erradicar por completo al patriarcado.
“El mundo ha avanzado. Nosotros en Venezuela hemos avanzado sobre todo en los últimos años gracias al proceso revolucionario. Pero lo que nos falta es mucho más de lo que hemos logrado”, destacó en conversación con Todasadentro.
A su juicio el sistema educativo debería abordar el tema “desde los grados tempranos, contenidos sobre el tema, que se afirmen en una práctica cotidiana coherente”.
-Para usted como escritora y poeta, que significado tiene el día de la mujer?
-El significado de esa fecha trasciende mi oficio, y cualquier oficio. Simbólicamente es importante porque a su alrededor se concentran las ideas y las fuerzas que luchan por una igualdad, una justicia, que aun están lejos de ser plenas para nosotras. Es una fecha ideal para llamar la atención sobre situaciones, hacer denuncias.
Por otra parte, también se acrecienta la cursileria, el estereotipo de la mujer como objeto de adoración masculina por las bondades que se esperan de ella. Habría que hacer campañas informativas sobre el origen de ese día, sobre las compañeras que en nuestro país dedicaron y dedican su vida a esta lucha, y sobre las que día a día sostenemos la dignidad de la Patria aguantando el golpe que, además de todo, nos propinan el bloqueo y la terrible guerra de nueva generación.
Otra cosa es mi visión del feminismo como poeta, pues escribo desde mi género, tengo una escritura indudablemente de mujer, y reivindico la libertad que eso supone, el inalienable derecho a hacerlo. A ser.

-¿Qué opinión le merece el papel que ha jugado la mujer venezolana en estos momentos de bloqueo y agresión imperial contra el país?
–Hemos tenido el principal de los papeles, el de la vanguardia, la resistencia mayor.
Desde el principio la guerra económica tuvo como blanco especial a las mujeres. Eso direccionado por el enemigo pensando en nuestro país, en el que la mayoría de los hogares están sostenidos por nosotras. Pañales, toallas sanitarias, medicinas, comida. Pero ahí seguimos, conformando el CLAP, activando la solidaridad de mil maneras, organizándonos, acompañando cada proceso, y dando respuesta a cada necesidad que surge de esa agresión.
Quisiera referirme especialmente al programa «Parto Humanizado«, importante, que si bien no está consolidado, si tiene avances dignos de ser difundidos. La belleza de la sororidad en el embarazo y el parto, contra el irrespeto, la soledad y el miedo al que son sometidas tantísimas compañeras durante esos procesos naturales. Hay que continuar por allí, incluso porque a veces somos nosotras mismas las agresoras, repitiendo prácticas sociales terribles. O la milicia. Ah, las vilipendiadas milicianas, objeto de burla por parte de los que nada entienden, o por los convencidos de la clase media estúpida (palabras de Mafalda). Estoy segura de nadie como ellas defendería la soberanía de este país. En fin, ya lo dije. Un papel principal, de vanguardia y resistencia.
-¿Cuál es el mayor homenaje que se le puede hacer a las mujeres?
-Acompañar sus luchas. Honrar sus logros. Ser parte de la transformación necesaria. Porque la de las mujeres no es una lucha aislada, deben unirse en ella todos los iguales. No podemos ser de derecha, desconocer el carácter de esa lucha, y llamarnos feministas, por ejemplo. Eso no existe.
-¿Cuál considera usted que es la mejor manera de enfrentar y erradicar el machismo?
-Mejor decir «El patriarcado«. Ah, ¡que difícil! Es un asunto de formación para la liberación, de unificación de las luchas, de cambio de paradigmas y prácticas sociales, de legislación, un problema complejo. Hace falta una visión totalizante de la sociedad, entender que nos oprime un sistema, que es ese sistema el que nos da el lugar que tenemos en la sociedad, y que las luchas tienen sus singularidades, pero no deben estar, al final, en compartimientos estancos. El mundo ha avanzado. Nosotros en Venezuela hemos avanzado sobre todo en los últimos años gracias al proceso revolucionario. Pero lo que nos falta es mucho más de lo que hemos logrado.

-¿De qué manera puede contribuir la cultura a cambiar los estereotipos creados hacia las mujeres?
–Es que esos estereotipos forman parte de una cultura, son elementos de una cultura, la del patriarcado y el capitalismo. De manera que se trata es de cambiar una cultura por otra. Es una lucha desigual y difícil, porque tu ves como el propio estado apalanca esos estereotipos con cuanto concurso de belleza se les ocurre en cualquier alcaldía, escuela, y pare de contar, solo por poner un ejemplo. Debería haber en las escuelas, desde los grados tempranos, contenidos sobre el tema, que se afirmen en una práctica cotidiana coherente. Entonces debemos concentrarnos en la formación, insistir en ello. Cada persona que aspire a un cargo de elección popular, debería, por ley, estudiar y aprobar cursos sobre esto, más allá de lo relacionado a la legislación o las estadísticas vacías.
-¿Qué falta por hacer en el país?
-Falta muchísimo, ya lo hemos dicho antes. Pero desde la comprensión del Comandante sobre la necesidad de abordar el problema de género y de iniciar acciones concretas para la equidad, hasta ahora, hemos avanzado mucho, como por ejemplo en la legislación y en el desempeño de mujeres en cargos públicos de mucha responsabilidad, de elección popular o no. Igualmente son mayoría las mujeres que llevan adelante procesos diversos de organización popular, y en el ámbito militar también ha sido extraordinario el salto de participación de la mujer.
Es un camino largo ya que se trata de un cambio en las prácticas sociales en general. Sería importante adelantar dos cosas pendientes:
1) Dar el gran debate sobre el aborto y su despenalización. Y aprobar esa ley.
2) Poder tener indicadores serios ( y desde el estado) sobre situaciones como femicidios, brechas laborales y tantos otros asuntos, que permitan trabajar por nuestros derechos sobre una base firme que no existe aún en el país.
Rosa Ángela Latorraca González
Fotos: Cortesía AMO