Una inversión a contracorriente del dólar

Para Emilio Hernández se debe dar otra “vuelta de rosca” para acercarnos a la verdadera solución monetaria

Las y los venezolanos despertamos al 2020 observando expectantes lo que ocurre con el medio petro, otorgado como aguinaldo para un pequeño sector de la población venezolana, especialmente compuesta por los tres millones de pensionadas y pensionados del país. Proliferan opiniones, críticas, comentarios y, sobre todo, especulaciones de calle que, a veces, son fabricadas por una mediática que tiene interés por detener la resistencia a los elementos de guerra económica, que participan del multifactorial ataque imperial contra nuestro país.

En un franco interés por encontrar elementos equilibrados que contribuyan a entender estos procesos, al tiempo que se construyen alternativas de victoria e independencia, consultamos a Emilio Hernández, un estudioso del fenómeno de las criptomonedas, desde su punto de partida académica como ingeniero de informática.

Lo contactamos y, casi sin pausa a su amable atención, para los lectores de Todasadentro, tenemos sus oportunas respuestas.

-En Venezuela comienza el 2020 izando lo que pudiese denominarse una “petro-esperanza”. Para usted a quien tenemos por ser una fuente de probada reflexión sobre el tema de las criptomonedas y, en especial, de la opción venezolana del petro, ¿es también así? ¿Por qué?

-Sí, es una esperanza, sin duda. El petro puede ser la piedra angular de un cambio conceptual profundo en nuestro sistema monetario. Aunque este no lo es todo, su estabilidad es condición sine qua non para la regularización económica y social.

Nuestro calvario monetario empezó en los años 70, cuando Venezuela accedió a plegarse a la estrategia estadounidense de forzar la utilización del dólar como única moneda para comercializar el petróleo en el mundo. A menos de diez años de plegarnos a esa estrategia, en 1983, ya habíamos tenido la primera devaluación importante de la historia del bolívar.

Las monedas valen principalmente por la oferta de bienes y servicios que pueden comprar. Desde los años 70 el bolívar estuvo excluido de la comercialización del petróleo.

Con el petro estamos creando una moneda con la que podemos vender petróleo y otras exportaciones venezolanas. Debe ir sustituyendo a las divisas extranjeras en la venta de nuestras exportaciones.

Que sea criptomoneda, en lugar de una moneda bancaria, le añade algunas ventajas, sin embargo su fortaleza debe ser más conceptual que tecnológica. Debemos concebirlo como una moneda que los clientes de las exportaciones venezolanas sientan que es segura y útil, es decir, el petro debe tener demanda internacional.

Si hacemos las cosas bien no será devaluable como el bolívar. Será un flotador importante para la economía venezolana y podrá ser una tabla de salvación para el mismo bolívar.

-¿Más bien el Gobierno venezolano no se estará metiendo en una aventura con esta opción de uso de nuestra criptomoneda, sin parangón en el mundo?

-Todo acto de innovación en cierto modo es una aventura. Debemos sentir la emoción de ser vanguardia, la emoción de honrar a Simón Rodríguez, nuestro gran filósofo y educador, quien afirmaba que debemos ser originales, que lo único que debemos copiar de las metrópolis del norte es precisamente la originalidad, lo que resumió en la frase “O inventamos o erramos”.

La creatividad necesita coraje. Los que sientan vértigo por tener que abrir camino con su imaginación no deben conducir los destinos de una revolución. Tenemos que confiar en nuestra capacidad intelectual, de análisis y de estudio, para prever escenarios y tratar de prevenir potenciales escenarios negativos. Estoy seguro de que podemos hacerlo.

Con la cripto venezolana se busca recuperar el poder adquisitivo

-Con el petroaguinaldo, concedido a pensionados y empleados públicos, se ha agudizado la hiperinflación con la que se ataca nuestra economía desde el imperio del capital y dolarización mediante. ¿Será que seguiremos en lo mismo? ¿Tendremos el triste destino de sucumbir ante la hegemonía del dólar?

Las devaluaciones del bolívar son principalmente inducidas, con propósitos políticos. En este caso fue una devaluación que funciona como telón de fondo del conflicto por el control de la Asamblea Nacional.

Aunque ha habido incremento de precios si los calculamos en dólares, debido principalmente (no exclusivamente) a ajustes a los precios internacionales, los mayores incrementos en precios han sido en bolívares, por la devaluación inducida del bolívar frente al dólar. El petro, hasta ahora, no ha contribuido a evitar la inflación en bolívares porque este no ha sido anclado al bolívar sino al dólar, a unos 60 dólares por petro.

Pienso que tenemos un reto conceptual con el petro, no un reto tecnológico. No hay manera de que sirva para la estabilidad del bolívar si está anclado al dólar y el bolívar se devalúe frente al petro como lo hace frente al dólar. Conceptualmente debemos dar otra vuelta de rosca con el petro, para aproximarnos a la verdadera solución monetaria.

«El petro debe ir sustituyendo a las divisas extranjeras en la venta de nuestras exportaciones»

-¿Cómo evalúa los movimientos y pasos dados por Venezuela en esta guerra a la que el Gobierno Revolucionario intenta responder, fundamentalmente en la llamada “esfera de la circulación”? ¿Qué nos recomienda, desde sus estudios y reflexiones?

-Creo que el Gobierno Revolucionario ha dado pasos acertados pero aún insuficientes.

Cuando se lanzó el petro a finales de 2017, el discurso que lo definía era el de una cripto tipo bitcoin, influido por el boom de la cotización de las criptomonedas ese año. En el extranjero muy pocos compraron esa concepción del petro, salvo unos aprovechados que los adquirieron con inéditos descuentos. Esos petros hubo que recomprarlos.

Desde el primer día dijimos que esta perspectiva era incorrecta, que las criptomonedas más conocidas como el bitcoin, litecoin, dash y otras, son de inspiración anarcocapitalista. Finalmente, en agosto de 2018 se realiza el primer cambio conceptual del petro, cuando pasa a ser una cripto estable.

Este fue un gran avance, pero aún con una debilidad, a mi juicio: se ancló el petro al dólar. El llamado white-paper estableció el valor del petro al precio que tenía una cesta de commodities en 2018, no al valor corriente de estos, por eso quedó casi fijo en unos 60 dólares.

Veámoslo así. Si un gran inversionista quiere tener una cartera diversificada de inversiones, no va a comprar los actuales petros, porque es preferible tener dólares reales que una especie de billete virtual venezolano de 60 dólares.

Si el petro estuviera anclado al valor corriente de una cesta de nuestros commodities, entonces sería más atractivo como opción en una cartera diversificada de inversiones. El petro se cotizaría más alto si sube el petróleo o el oro, y más bajo si caen los precios del petróleo o el oro. Sería una inversión a contracorriente del dólar, que protegería a sus tenedores ante un descalabro del dólar.

Esa es mi interpretación de por qué aliados nuestros, como los chinos o los rusos, no se han mostrado muy entusiasmados con el petro. Prefieren el dólar real, no billetes virtuales de 60 dólares emitidos por los venezolanos. La estrategia correcta para estimular la demanda del petro en el mercado internacional es fundamental para su estabilidad frente a otras divisas.

El biopago es un valioso auxiliar de las compras con petro

-¿Usted cree pertinente y factible una petroización de la economía venezolana y de la conciencia de nuestro pueblo? ¿Qué más sugiere hacer, estratégicamente hablando?

El bolívar y el petro tendrán que coexistir por diversas razones. Primero, el petro no tiene efectivo por ser criptográfico. No se puede eliminar el bolívar mientras no tengamos 100 por ciento de posesión de celulares inteligentes en la población y 100 por ciento de cobertura de señal. En segundo lugar, eliminar el bolívar es eliminar a la banca nacional, lo que no me disgustaría para nada, pero es un poder fáctico considerable. Tercero, habría que hacer un cambio en la Constitución, que debe ser votado. Cuarto, el petro tiene un circulante máximo de 100 millones por limitación en su implementación de software, lo que puede ser una camisa de fuerza en el futuro.

Además, técnicamente no es recomendable tener la misma moneda como divisa de reserva internacional y como moneda de circulación nacional. El país que haga esto no puede, por ejemplo, devaluar su moneda para hacer más competitivas sus exportaciones porque, si la devalúa, quienes posean reservas en esa moneda perderán confianza en esta como reserva de valor.

Iván Padilla Bravo / Caracas

Fotos: Archivo Todasadentro / Mpp

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Dos medidas fáciles

La siguiente vuelta de rosca en búsqueda de nuestra solución monetaria sería:

1) Convertir nuestro bolívar soberano en el Bolívar-Petro, un bolívar anclado al petro a un tipo de cambio fijo. Que no se siga devaluando el bolívar frente al petro.

2) Desanclar el petro del dólar y anclarlo al valor corriente de una cesta de nuestras materias primas, para que sea más atractivo como opción de inversión.

Son dos medidas de política monetaria fáciles de tomar una vez que uno esté absolutamente convencido del camino que nos señaló Simón Rodríguez, el principal inspirador de nuestro Libertador Simón Bolívar.

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